Retíralos del empaque en el cual los adquieres y refrigéralos en un recipiente de plástico o vidrio. Para conservar el queso, quesillo, y cuajada, coloque los mismos en un recipiente con una toallita absorbente, esto ayudara a mantener su frescura y a que la toalla atrape todo el líquido que puedan desprender los lácteos. Procurar siempre que los lácteos se encuentren refrigerados, ya que de lo contrario estos pueden arruinarse con mayor facilidad. Si retira del refrigerador sus productos lácteos para tomar una porción, procure guardarlos nuevamente después de tomarla, debido a que el cambio de temperatura brusco podría afectar el tiempo de conservación e incluso el sabor de los mismos. Asegurarse del buen estado y funcionamiento del refrigerador donde estamos guardando los lácteos. Para conservar por más tiempo los lácteos, estos pueden congelarse, siempre y cuando se empaquen de una manera correcta, en envases adecuados, limpios, de cierre hermético, preferiblemente planos y estrecho...
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